23.7.09

A un año (y chirolas) de haber cumplido 21, puedo decir que hice lo que quise. Y más. Meta cumplida. Las fechas gregorianas están ahí para recordarnos que vivimos en un tiempo fragmentado y sin sentido que unimos como bloques para establecer relaciones comparativas peligrosas para el autoestima y el disfrute diario. Como esperar a que sea año nuevo para borrar y empezar otra vez, como esperar a cumplir años para sentir que uno crece -o que anduvo perdiendo el tiempo-, como esperar a fechas aniversario para recordar a alguien o algo acontecido. Y casi siempre uno cree que de año a año podría haber hecho más de lo que lleva hecho. Gracias a esta innecesaria e irreal presión social y sistemática uno entra en crisis antes de cumplir 22 años y llora hasta no poder abrir los ojos, con un pánico creado por de pronto no tener hogar, no estar cerca de ningun amigo, no tener un sueldo fijo, no responder a la vocación, no sentir pasión por casi nada, no estar en ningún lado más que mentalmente en cualquier parte, y creer que la rutina ha matado un gran amor. Por suerte existe la magia y un ex cocainómano detenido por robar diez mil pesos, padre y de mi edad, me invita a pasear sin rumbo de noche por la gran ciudad. Las palabras precisas las pronuncian bocas cualesquieras, creo que el contenido viene de más arriba... Resultó que fue mi amigo por un rato, y estaba cerca, justo ese día. Resultó que esa noche llegué hasta el fondo, para tomar impulso, y todavía no lo sabía. Y que una mañana triste, entre harina, panqueques y ricota, nos dijimos todo lo que no podíamos, y nos hicimos cargo de lo que antes no. Y que fortuna la mía, que tan gran amiga viene del otro extremo de la ciudad y un día gris oscuro de garúa finita me invita a pasear. ¿Pasear para qué? Podría caminar hasta que se haga de noche. Y caminando hasta Tolosa, sin soltarme la mano, en un ir y volver a casa todo esclareció.
22 años, dos hogares, amigos únicos, un amor de colores, mil vocaciones, unas ganas tremendas y el corazón rojo y lleno de sol.
En un rato vuelve a cambiar todo. Cómo no sonreír.

1 comentario:

Claudel dijo...

como no sonreir si nos tenemos?
como no sonreir si tenemos todo lo que voló entre mis cuatro paredes la tarde de ayer
como no sonreir
con esta gente hermosa alrederor


siempre
nena

nosotras
con el frío
con los cambios
con los chicos

nos llevamos bien

y ger y lea y vir y

estamos

te adoro