27.8.08

No pongas tu alma en mi boca.
No metas la mano entre los filos del león.
Y nunca cortes flores en primavera.

22.8.08

Me estoy poniendo azul. Soy mujer sin oxígeno. Soy calvicie. Soy desierto. Soy un collar de suspiros al viento.

18.8.08

Restos de silencios, debajo de mis uñas blancas. Aguardan.

Un brindis de piratas

Los viajeros sólo desean llegar y partir de los puertos, nunca permanecer. En los puertos, la vida es una aburrida parodia. Hay pianistas, payasos y toda clase de inventos para entretener a los que viajan. Hay amores para acompañar la soledad y juegos dramáticos para perder el tiempo.
Al atardecer de los sueños, el marino siempre se asoma a esa mágica sensación de que la vida empieza al borde del abismo que separa los mundos. El mundo de los muertos que parece vivir y el mundo de los vivos que simulan estar muertos.
La aventura es más allá, en el Mar de Nunca Jamás, donde Alguien nunca se olvida que es Nadie. Al marino no le interesan las noticias que circulan en la Tierra de Siempre. En esa tierra, la realidad son modas que el tesorero acumula en los cofres de la ausencia.
Todos los días nos vemos obligados a escoger entre ser el guerrero-pirata-loco-extraterrestre o ser el lame-mocos que solo quiere casarse-escribir el libro-alquilar el depto-comprar marihuana para llenar de escombros su vacío.
Es más cómodo viajar en sillas de ruedas en la autopista de las emociones controladas. Es más cómodo que andar rengueando por caminos desconocidos. Es mas cómodo internarse en el asilo de las costumbres que seguir recorriendo nuestro miedo a la oscuridad.
(...)

Enrique symns

La Pasión

Salimos del amor
como de una catástrofe aérea
Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo
¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?
Por los muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos fotos libros deshojados
Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas arrebatadas
y nos despedimos con la vaga sensación
de haber sobrevivido
aunque no sabíamos para qué.


Cristina Peri Rossi

17.8.08

Dejaste un suicidio pendiente.

Voy por la casa armando carpas con trapos de piso, voy por los barrios navegando en cáscaras de nuez. Voy hacia vos, me voy alejando. Nunca dejas de mirarme así. Nunca dejas de escribirme a mi. Y vos creyendo que yo no se.
Tu boca perfecta, no asi tus párpados. Y aún así...

13.8.08

Bajé del tren y por ninguna razón aparente me cayó encima un pensamiento demoledor: No tenía sentido. Nada tenía sentido. De la gente que circulaba apurada por Plaza Constitución, de las reformas en los techos, de la persona que iba a ver, de las pertenencias que llevaba en mi bolso, de los que comían solos frente a televisores viejos, de mis preocupaciones, de haberme levantado, de acostarme por las noches.
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Hubiera dejado mi cuerpo ahí.
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:
:
:
:
Pero lo seguí arrastrando. Como hacemos todos. Hasta la muerte.

12.8.08


De la vida y la muerte

(...) "Morir con orgullo cuando ya no es posible vivir con orgullo. La muerte elegida libremente, la muerte realizada a tiempo, con lucidez y alegría, entre hijos y testigos: de modo que aún resulte posible una despedida real, a la que asista todavía aquel que se despide, así como una tasación real de lo conseguido y querido, una suma de la vida-todo ello en antítesis a la lamentable y horrible comedia que el cristianismo ha hecho de la hora de la muerte. ¡No debe olvidársele jamás al cristianismo que ha abusado de la debilidad del moribundo para estuprar su conciencia, y de la manera misma de morir, para dictar juicios de valor sobre el hombre y su pasado!- Pese a todas las cobardías del prejuicio, aquí es importante restablecer ante todo la apreciación correcta, es decir, fisiológica, de la llamada muerte natural: la cual no es, en última instancia, más que una muerte 'no natural', un suicidio. No se perece jamás por causa de otro, sino sólo por causa de sí mismo. Sólo que es una muerte en las condiciones más despreciables, una muerte no libre, una muerte a destiempo, una muerte propia de un cobarde. Se debería por amor a la vida, -querer la muerte de otra manera, libre, consciente, sin azar, sin sorpresa... "
De 'El ocaso de los ídolos'; F. Nietzsche

10.8.08


La tierra tiembla y no así mi tambor. Mis piesaletas no avanzan por estas aguas espesas de temor. Mi anclacabeza le dice a mi cuerpo que se tire a morir pero elijo creer que el arroz podrido puede revivir.

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Voy por un caminitocangrejo que me pincha por todos lados, cierro los ojos y pido un deseo: días de sol y noches de lluvia. Para sentirme mejor.

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Esta es la boca de una tormenta de clavos ¿No te da miedo?

8.8.08

Más tarde, hoy también, salí a ver el sol. Radiante estaba mi patio pero hacia frío. Algunas veces el sol no calienta. Siempre hay una estufa. Afortunadamente. Lamentablemente.
Encendí el televisor, como rara vez. Y se encendió la antorcha. Y lloré. Me preocupa emocionarme por cosas que antes no. Me preocupan muchas cosas. Ninguna realmente importa.
Huelo a vainilla. Tengo las manos mojadas y ojeras pronunciadas. Dos pares de medias, una pollera larga.
Estoy llegando tarde al trabajo. Siempre estoy llegando tarde a todos lados confiando en que llego temprano.
Mañana voy a picar cebolla, acá en mi casa. En el trabajo también, pero son distintas cebollas.
Ayer hablé con mi hermano y no me dijo nada. Ayer encontré una persona que andaba buscando. Hoy encontré una persona que no andaba buscando. Mañana una persona que no busco va a encontrarme trabajando. Quisiera estar navegando. Podríamos estar planeando. Podríamos estar bailando. Pero estamos lavando ropa. Lavando la ropa a mano.
Hoy comí papaya, era enorme y tenía gusto a nada.